TEXTO PARA EL VIERNES 22 DE MAYO:
Cementerios nucleares no, gracias.
Los cementerios de residuos nucleares han saltado al primer plano de la opinión pública por la iniciativa gubernamental de instalar uno en nuestro país. Para ello han establecido algo así como un plazo de presentación de candidaturas entre los pueblos de España, tras el cual se seleccionará al ganador. ¿Pero ganador de qué?
Ganador de vivir con la certeza de estar en el centro de la catástrofe en caso de accidente. Dicen sus defensores que no hay riesgos, que todo es muy seguro, muy limpio y hasta muy ecológico. Dicen además que estas instalaciones van a traer la prosperidad a pueblos deprimidos, a zonas abandonadas. Un reguero de millones de euros, de puestos de trabajo, de ventajas palpables. Imposible decir que no. ¿Imposible? Claro que es posible. Así lo hace, de hecho, gran parte de la sociedad, que se ha manifestado en contra. Y así creo yo que hay que hacerlo. La razón principal: la seguridad.
Puede que en condiciones normales se haya llegado a una protección que pueda parecer segura, pero ¿van ser siempre las condiciones “normales”? ¿Qué pasaría en caso de terremoto? ¿Y en caso de atentado terrorista? ¿A quién le gustaría ver un avión precipitarse contra una central nuclear o contra ese dichoso cementerio?
A mí no. La solución no está en almacenar residuos tóxicos y altamente peligrosos pensando ingenuamente que con el tiempo dejarán de serlo. La solución solo puede ser reducir nuestro consumo de energía, aumentar la producción de renovables y no necesitar almacenar ni un solo material radioactivo más. Por la sencilla razón de que a las nucleares, en su día, les dijimos no, gracias.
Manuel Tutor. Segovia.
TEXTO 1. CARACTERÍSTICAS DEL ENSAYO.
Frente al ideal de la mujer austera y recatada preconizado por la Sección Femenina de Falange, se desarrolló a lo largo de la década de los cuarenta otro tipo de chica soltera, igualmente deseosa de pescar marido y de características también muy "sui generis", aunque totalmente antagónicas: la "niña topolino".
Las primeras alusiones burlescas a la niña topolino, mimada, vacua y gastadora y a los nuevos giros lingüísticos que puso en circulación, aparecen en La Codorniz, semanario humorístico dirigido por Miguel Mihura y cuyo número inicial se publicó el 8 de mayo de 1941.
Adelantemos, ya que viene a cuento, que la aparición de La Codorniz -subtitulada "la revista más audaz para el lector más inteligente"- merece ser destacada como uno de los pocos acontecimientos culturales de cuño propio con la repercusión suficiente para empezar a demoler los tópicos que amenazaban con asfixiarnos y para ayudarnos a poner los dogmas oficiales en tela de juicio. Por la ventana de La Codorniz entró el aire saludable y desmitificador que poco a poco fue limpiando de telarañas trascendentales la mente de los jóvenes de postguerra. Aparentemente inocua e intrascendente, atacaba el engolamiento y la cursilería desde el único terreno que la censura podía considerar menos peligroso: el del humor ligero y un poco absurdo.
MARTÍN GAITE, Carmen, Usos amorosos de la postguerra española, 1981.
1. Señala los rasgos característicos del género ensayístico que aprecies en el texto.
TEXTO 2. RASGOS ESPECÍFICOS DEL LENGUAJE LITERARIO
Otoño, de Juan Ramón Jiménez
Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
¡Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! ¡Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
¡Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! ¡Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
Texto de Wikipedia sobre el otoño
El otoño es una de las estaciones del año. Astronómicamente, comienza con el equinoccio de otoño (20 o 21 de marzo en el hemisferio sur y 22 o 23 de septiembre en el hemisferio norte), y termina con el solsticio de invierno (alrededor del 21 de junio en el hemisferio sur y del 21 de diciembre en el hemisferio norte).
Sin embargo, a veces es considerado como los meses enteros de marzo, abril y mayo en el hemisferio sur y de septiembre, octubre y noviembre en el hemisferio norte.
En ambos hemisferios, el otoño es la estación de las cosechas de, por ejemplo, el maíz y el girasol. En literatura el otoño, en sentido figurado, representa la madurez. Durante el otoño, las hojas de los árboles caducos cambian y su color verde se vuelve amarillento y amarronado, hasta que se secan y caen ayudadas por el viento que sopla con mayor fuerza. Desde esta estación la temperatura comienza a ser un poco fría.
1. Vamos a comparar estos dos textos que tratan el mismo asunto, uno es literario y el otro no. Puedes tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Presencia de la función expresiva del lenguaje (subjetividad), que se manifiesta en:
*usos de las modalidades oraciones exclamativa e interrogativa (emotividad).
*uso de de adjetivos explicativos.
*aprovechamiento de las connotaciones de las palabras más allá de su significado denotativo.
- Presencia de la función estética o poética del lenguaje, que se manifestaría en:
*selección de significantes (a igual significado se eligen los términos más sonoros o sugerentes).
*potenciación del ritmo
*desvíos del lenguaje común con recursos estilísticos o figuras retóricas.
COMENTARIOS DE TEXTO
De cada texto tenéis que responder estas cuestiones aparte de la que se especifican.
1. Resumen. (Máximo 5/6 líneas).
2. Tema. (Enuncia el tema en un enunciado).
3. Tipo de texto según la forma del discurso (narrativo, descriptivo, dialogado, expositivo o argumentativo). Rasgos lingüísticos y de estilo que justifiquen el tipo de texto.
4. Funciones del lenguaje que predominan.
TEXTO 1:
Decíase que había entrado en el Seminario para hacerse cura, con el fin de atender a los hijos de una su hermana recién viuda, de servirles de padre; que en el Seminario se había distinguido por su agudeza mental y su talento y que había rechazado ofertas de brillante carrera eclesiástica porque él no quería ser sino de su Valverde de Lucerna, de su aldea perdida como un broche entre el lago y la montaña que se mira en él.
¡Y cómo quería a los suyos! Su vida era arreglar matrimonios desavenidos, reducir a sus padres hijos indómitos o reducir los padres a sus hijos, y sobre todo consolar a los amargados y atediados, y ayudar a todos a bien morir.
Me acuerdo, entre otras cosas, de que al volver de la ciudad la desgraciada hija de la tía Rabona, que se había perdido y volvió, soltera y desahuciada, trayendo un hijito consigo, Don Manuel no paró hasta que hizo que se casase con ella su antiguo novio, Perote, y reconociese como suya a la criaturita, diciéndole:
-Mira, da padre a este pobre crío que no le tiene más que en el cielo.
-¡Pero, Don Manuel, si no es mía la culpa...!
-¡Quién lo sabe, hijo, quién lo sabe...!, y, sobre todo, no se trata de culpa.
Y hoy el pobre Perote, inválido, paralítico, tiene como báculo y consuelo de su vida al hijo aquel que, contagiado de la santidad de Don Manuel, reconoció por suyo no siéndolo.
Miguel de Unamuno: San Manuel Bueno, mártir
TEXTO 2
Juguemos
Jugar en la calle. Jugar en grupo. Esa es la actividad extraescolar que un grupo de educadores y psicólogos americanos han señalado como la asignatura pendiente en la educación actual de un niño. Parecería simple remediarlo. No lo es. La calle ya no es un sitio seguro en casi ninguna gran ciudad. La media que un niño americano pasa ante las numerosas pantallas que la vida le ofrece es hoy de siete horas y media. La de los niños españoles estaba en tres. Cualquiera de las dos cifras es una barbaridad. Cuando los expertos hablan de juego no se refieren a un juego de ordenador o una playstation ni tampoco al juego organizado por los padres, que en ocasiones se ven forzados a remediar la ausencia de otros niños. El juego más educativo sigue siendo aquel en que los niños han de luchar por el liderazgo o la colaboración, rivalizar o apoyarse, pelearse y hacer las paces para sobrevivir. Esto no significa que el ordenador sea una presencia nociva en sus vidas. Al contrario, es una insustituible herramienta de trabajo, pero en cuanto a ocio se refiere, el juego a la antigua sigue siendo el gran educador social.
Leía ayer a Rodríguez Ibarra hablar de esa gente que teme a los ordenadores y relacionaba ese miedo con los derechos de propiedad intelectual. No comprendí muy bien la relación, porque es precisamente entre los trabajadores de la cultura (el técnico de sonido, el músico, el montador, el diseñador o el escritor) donde el ordenador se ha convertido en un instrumento fundamental. Pero conviene no convertir a las máquinas en objetos sagrados y, de momento, no hay nada comparable en la vida de un niño a un partidillo de fútbol en la calle, a las casitas o al churro-media-manga. Y esto nada tiene que ver con un terror a las pantallas sino con la defensa de un tipo de juego necesario para hacer de los niños seres sociales.
TEXTO 3
Es fácil decir lo que dice nuestra
Constitución: todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna. Pero, ese
mandato, ¿a quién va dirigido? ¿Al parlamento, que es quien redacta las leyes?
¿Al gobierno, que es quien dirige el país? ¿A los bancos, que son los que al
final tienen la llave de nuestra felicidad? Yo creo que más bien es un deseo
vacío de contenido, una ilusión utópica. En el siglo XXI sabemos llegar a
Marte, pero somos incapaces de garantizar a cada ser humano lo imprescindible
para su dignidad: educación, salud, trabajo y sí, también una casa.
La historia reciente nos enseña cómo la
vivienda no es un derecho, sino una fuente de ingresos desorbitados para unos
pocos, bancos, constructores e inmobiliarias, una tentación gigantesca para
gobiernos, sobre todo locales, y un motor engañoso de la economía nacional. De
paso, la herramienta ideal para destruir paisajes naturales o entornos de valor
medioambiental. Durante más de diez años en este País se ha construido a un
ritmo insostenible, más que en varios países de Europa juntos. Había dinero
para todo, aunque el suelo y el ladrillo estuviera por las nubes. Aunque fueran
viviendas para nadie, para revender, para hacer crecer eso que se llamó la
burbuja inmobiliaria. Burbuja que pinchó de golpe y que se ha llevado por
delante no solo a empresarios avariciosos que invirtieron sin freno, sino a
personas muy normales que compraron su casa con mucho esfuerzo a un precio
imposible, que se han quedado sin trabajo y que ahora se ven desesperados y en
la calle.
¿Qué debe hacer el Estado
ahora? ¿Lavarse las manos? ¿Decir “mala suerte? Desde mi punto de vista debería
hacer caer el peso de este desastre sobre sus culpables. En primer lugar, los
especuladores. Los empresarios que se hayan entrampado, allá ellos. Corrieron
su riesgo. En segundo lugar, los bancos. Si dieron créditos de manera
irresponsable, ahora no exijan responsabilidad a sus deudores. Estamos ante un
caso de emergencia nacional. Nadie puede ser expulsado a la calle por haber
perdido su trabajo y no poder pagar una hipoteca razonable. Ni un desalojo, ni
un desahucio más por eso, porque lo dice la Constitución y lo dice el sentido
común: todos tenemos derecho a una vivienda digna.
TEXTO 4
Cuando escuchamos a un negro americano pronunciar el célebre "hey, man", lo
interpretamos como el "oye, tío" que tantas veces aparece en nuestro idioma. Pero el
hecho de que ese "man" sea más común entre los negros tiene una dolorosa razón de
sobra conocida en los Estados Unidos: no hace tantas décadas que los blancos utilizaban
el "boy" para dirigirse a un negro. Ya podía el negro ser un anciano que nunca
abandonaba su categoría de "chico" siéndole negada de por vida la mayoría de edad.
Los negros sustituyeron con el apelativo "hombre" aquel humillante "chico" al que
tantas veces se vieron obligados a responder. Cierto es que la corrección política en
Estados Unidos ha alcanzado cotas ridículas, tratando de fiscalizar no ya el habla
presente sino la que forma parte de la historia, como esas correcciones que se le han
aplicado al pobre Mark Twain en Huckleberry Finn. Irónico, siendo como fue Twain un
adelantado en la defensa de los derechos de todos los seres humanos.
El caso español es curioso. Cuando a un personaje público se le recrimina su falta
de consideración hacia un determinado grupo, este apela de inmediato a su derecho a
hablar a la pata la llana, a no dejarse llevar por la cursilería de lo correcto. No es capaz
de reconocer que a estas alturas dirigirse en términos discriminatorios a un ciudadano,
sea cual sea su condición, es inadmisible. ¿Es tan deshonroso pedir disculpas y dejar de
marear la perdiz? Celia Villalobos defendió su derecho a usar la entrañable palabra
"tontitos" para referirse a los discapacitados por tratarse del habla de la calle. No sé a
qué calle se refería, pero sería deseable que los políticos no la frecuentaran. Yo, que
también amo la calle, dejé hace mucho de oír la odiosa palabra. Desde que aquellos que
fueron tontitos hoy van a la escuela, aprenden oficios y a menudo aspiran a ganarse la
vida.
Elvira Lindo. El País. 2/3/2011
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